Una de cada cuatro personas en España considera que la obesidad infantil no es grave

[Día Mundial de la Obesidad – 4 de marzo de 2025]

  • Sin embargo, el bullying, una de las consecuencias sociales que puede tener la obesidad, es considerada como grave o muy grave por el 87 % de la población en España.
  • El 73 % subestima el alcance del exceso de peso, que hoy afecta a uno de cada tres niños y niñas en España.
  • Aunque la evidencia científica destaca la relevancia de los determinantes sociales y estructurales sobre la obesidad infantil, existe una creencia generalizada de que la responsabilidad recae principalmente en el círculo más cercano de los niños y niñas, como la familia y las amistades.
  • Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio Actitudes, percepciones y creencias sobre la obesidad infantil en España que ha llevado a cabo la Gasol Foundation con el objetivo de conocer la opinión de la población española.

4 de marzo de 2025, Sant Boi de Llobregat (Barcelona). La epidemia de la obesidad infantil, el mayor reto de salud pública para los niños y niñas en la actualidad, no es percibida como uno de los problemas de mayor gravedad por la población en España. Esta crisis sanitaria global tiene consecuencias muy graves para la salud de los niños y niñas, no solo en el plano físico –es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles como las patologías cardiovasculares, diferentes tipos de cáncer o la diabetes tipo 2–, sino también a nivel psicológico y social.

A pesar de sus consecuencias y de la dimensión de su alcance, el 24 % de la población en España no la percibe como una realidad grave en cuanto a “problemas asociados a la infancia”. Así lo indica el estudio Actitudes, percepciones y creencias sobre la obesidad infantil en España que ha impulsado la Gasol Foundation para conocer la opinión de la población española.

El acoso escolar, el problema asociado a la infancia más grave

A pesar de la fuerte asociación entre obesidad y acoso escolar que demuestra la evidencia científica, ambas realidades se perciben de forma muy distinta. Concretamente, el acoso escolar se sitúa en la cabeza de la lista de problemas de la infancia de mayor gravedad (el 87 % lo consideran bastante o muy grave), mientras que la obesidad infantil ocupa la doceava posición (el 76 % le otorga ese mismo grado de gravedad). 

En el análisis impulsado por la Gasol Foundation, se observa un patrón en la escala de gravedad de los problemas asociados a la infancia: los relacionados con la violencia se perciben como más graves, seguidos de los relativos a la salud mental y a la pobreza.

En contraposición, los problemas de salud física o hábitos/capacidades son los que se perciben como menos graves. La obesidad infantil, al ser percibida como una cuestión de salud física, no se sitúa entre las problemáticas más graves. Solo cuando se asocia a sus consecuencias sociales y psicológicas, como el acoso escolar o problemas emocionales (ansiedad, depresión o baja autoestima), la percepción de la obesidad se agrava.

Sin embargo, el estudio constata que la mayor parte de la población piensa en las consecuencias físicas de la obesidad infantil antes que en otras de tipo psicológico o emocional. Concretamente, cuando se pregunta sobre las consecuencias más graves de la obesidad, el 40 % de la muestra piensa, en primer lugar, en consecuencias físicas. En cambio, tan solo el 14 % piensa en consecuencias psicológicas/emocionales en primer lugar y el 10 %, en consecuencias sociales.

El alcance de la obesidad es desconocido

Catalogada como una epidemia global por la Organización Mundial de la Salud, la obesidad infantil afecta, junto al sobrepeso, a 1 de cada 3 niños/as en España según el estudio PASOS de la Gasol Foundation. A pesar de la magnitud de su alcance, el 73 % de la población española cree que esta realidad afecta a muchos menos niños/as. 

Por otra parte, con este estudio se demuestra que, cuando se conoce el alcance real del exceso de peso en la infancia, la percepción de que es una realidad muy grave aumenta un 19 %. 

La obesidad, por malos hábitos o por genética 

Existen dos percepciones opuestas sobre la misma realidad: la que atribuye la obesidad a los “malos hábitos” (92 % de la muestra) y la que la asocia a una causa genética (8 %). Por una parte, las personas que creen que la obesidad es consecuencia de un estilo de vida no saludable, perciben la obesidad como una cuestión meramente estética y solucionable. Por otra parte, las que creen que es una cuestión genética, la perciben como una enfermedad seria, que parte de un diagnóstico médico, y que es difícil de solucionar. 

Creer que la obesidad infantil es resultado de llevar una vida no saludable es la creencia dominante: más de 9 de cada 10 consultados/as lo considera así, mientras que solo 1 de cada 10 opina que es una enfermedad genética. Esta creencia también refuerza la percepción generalizada de que la obesidad no es un problema de salud grave, pues se entiende como una cuestión del estilo de vida individual, fácilmente moldeable.

La responsabilidad de la obesidad infantil

En cuanto a la prevención de la obesidad infantil, el entorno social, formado por la familia y los amigos/as, es con diferencia al que se atribuye un papel más determinante: el 48 % de los encuestados/as cree que “son los que más pueden hacer para prevenir la obesidad infantil”, muy por encima de otros agentes como: la atención primaria y hospitales (14 %), las escuelas (9%), los gobiernos municipales, autonómicos o nacionales (7 %) o las empresas / industria de alimentación, farmacéuticas, tecnológicas, etc. (6 %). Esta diferencia remarcable entre el entorno próximo de los niños y niñas y cualquier otro agente/sector deja entrever la creencia dominante de que la obesidad es responsabilidad de las familias o del círculo cercano de los niños y niñas, y que poco se podría conseguir con cambios en políticas públicas o en los factores estructurales que marcan el estilo de vida en la infancia. Esta creencia entra en contradicción con la evidencia científica, que asigna mucho peso a los determinantes sociales y estructurales de la obesidad infantil –desigualdades, discriminación, políticas públicas, entornos promotores de la salud, etc.

¿Cómo prevenir la obesidad infantil? 

En completa consonancia con la creencia generalizada de que la obesidad infantil es una cuestión de hábitos saludables que, además, depende del propio individuo, la población en España cree que la mejor manera de prevenir el exceso de peso es con educación o con formación concreta en hábitos saludables y, luego, con sensibilización. Este dato confirma, de nuevo, una percepción muy individualista de la obesidad, que está muy alejada de la evidencia científica.

Además, si profundizamos más en la concepción de los “hábitos saludables”, se observa que la gran mayoría (el 69 % de los encuestados) opinan que la alimentación es el pilar más importante, por encima de la actividad física, el sueño o el bienestar emocional. Esta percepción contrasta con la evidencia científica, la cual otorga la misma importancia a estos cuatro pilares saludables, como principales determinantes de la obesidad infantil.

Sobre el estudio

El estudio Actitudes, percepciones y creencias sobre la obesidad infantil en España ha sido impulsado por la Gasol Foundation y ha sido realizado por la consultora Collaborabrands. 

Para llevar a cabo este trabajo, se realizaron un total de 900 encuestas entre el 28 de noviembre y el 11 de diciembre 2024. La muestra es representativa de la población española de 18 a 65 años.

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